21 de noviembre:
¿Cómo podemos abrir nuestros corazones? ¿Qué es abrir? ¿Qué es cerrar? ¿Qué es el corazón?
El centro de la personalidad humana es lo que llamamos el «corazón»: la suma total de todos tus sentimientos, tus emociones. Todos los sentimientos y emociones que experimentas no son necesariamente del corazón; muchos de ellos están mezclados con la mente.
El corazón es una cualidad o forma de existencia que podría existir sin la mente, sin sentimientos ni emoción y sin los procesos del pensamiento: podría existir independientemente. Sin embargo, los diversos mecanismos de la mente son necesarios para que puedas apreciar lo que está ocurriendo en el corazón.
El corazón está por siempre radiando una energía, una fuerza. Cuando digo que el corazón es el centro de la personalidad humana significa que el corazón es aquello que está más cercano a la Divinidad.
La Divinidad está entrelazada, atrapada, como si dijéramos, en el corazón.
El corazón del ser humano
En muchas ocasiones sorprende la importancia que se le da a lo sobrenatural en la religión católica, haciendo de lo sobrenatural la prueba de su validez, y sin embargo olvidando que la validez de las enseñanzas de Jesús está en su práctica y sus resultados. Como decía San Pablo, no necesitamos cartas de recomendación.
Si la gente asociara el ser cristiano a practicar las enseñanzas de Jesús (no hagas a los demás lo que no deseas que te hagan a ti, no veas la paja en el ojo ajeno, no tires la primera piedra etc..) y no a creer cosas que una mente sensata probablemente a día de hoy no se puede creer, pues seguro que habría muchos más cristianos, y además serviría para algo ser cristiano. Pero tantas veces se piensa que ser cristiano es un credo es algo que te tienes que creer, en vez de algo que se practica.
Enseñanzas simples como no hacer a los demás lo que no deseas te hagan a ti. Lo esencial de estas enseñanzas está en la llamada al corazón del ser humano. Si se dejara de poner énfasis en el carácter sobrenatural de Jesús y se pusiera énfasis en lo natural y practico de su enseñanza, otro gallo cantaría.
El corazón se usa desde tiempos inmemoriales para expresar o simbolizar el amor. En todas las culturas, en todos los tiempos, el corazón es siempre símbolo de ese sentimiento profundo, de esa energía que notamos y que cuando percibimos lo llamamos amor y entonces la vida brilla y se hace vivible. Puede que el amor no haga dar vueltas al mundo, pero sin duda hace el viaje interesante.
En todo corazón del ser humano existe un anhelo profundo e intimo del Amado. Todos anhelamos a nuestro Amado, es una energía previa a cualquier idealización y conceptualización que podamos hacer después de nuestro amado. Recuerdo que de pequeño, con 13 años o así, estaba en el colegio sentado en las escaleras del patio de las chicas que jugaban a la comba y cosas así. Las miraba a todas mientras movian sus cuerpos jugando y le daba la espalda al jardín de los chicos donde todos corrían detrás de una pelota. El cuidador se acerco a mi preocupado y me dijo:
– ¿Que? Veo que estas enamorado..
– Sí, le conteste.
– ¿De quien? me pregunto él
-Pues no lo sé, eso estoy intentando descubrir, conteste.
Yo sentía ese anhelo y necesitaba proyectarlo en algo, en alguien.. y así es como es. El amor nace primero en el anhelo del corazón y luego se proyecta de alguna manera. Vamos a mirar esta energía y el concepto de Dios de una forma totalmente diferente a la que nos han acostumbrado. Vamos a darle sentido práctico y vamos a experienciar su actualidad, su realidad. No nos conformamos con creer cuentos de hadas como si fuéramos niños. Somos adultos ya y no tenemos tiempo para engañarnos a nosotros mismos.
Cuando una persona realmente se conoce a si misma, cuando puede bucear y descubrir el amor en su interior, solo entonces puede proyectar ese amor a otra persona.
Meditación: A las diez menos ocho minutos de la noche entra el sol en Sagitario. Siéntate unos minutos a meditar y dale la bienvenida a este mes dedicado al ideal del amor.