13 de diciembre:
Y celebra, celebra la vida. Pues es la felicidad lo que buscas.
El amor es celebración. Todo está celebrando siempre. La flor está celebrando, el árbol está celebrando, la hierba está celebrando. Todo está celebrando, celebrando la gloria de su creación, de su propia manifestación.
Te puedes olvidar de toda la Biblia si aprendes una sola cosa: ama a tu prójimo como a ti mismo. Esa es la enseñanza más importante, es la nata o la mantequilla que se extrae de esa inmensa vasija de leche. Pero para amar verdaderamente a tu prójimo como a ti mismo debes reconocer la unidad entre tú y yo: no hay tú ni yo.
La apertura del espíritu se expresa como el desplegar del amor.
Si te quiero hacer feliz sólo puedo hacer una cosa: amarte. Puedo apelar a tu mente lógica, pero eso no es lo que queremos. Nuestra mente se complace en cualquier tipo de cosas. Tu mente estará de acuerdo con una cierta teoría o una proposición filosófica, pero según pasa el tiempo encontrarás que esa teoría no tiene ningún valor para ti y la cambiarás, porque la mente cambia. El contacto mental tiene un valor muy limitado; el contacto más grande que se puede hacer no es de mente a mente, sino de corazón a corazón.
Realmente el amor no se desarrolla, está ahí. Tienes toneladas de amor en ti. Simplemente debes permitir que éste se vierta hacia afuera.
Puedes conquistar el mundo por amor.
Conquistar al mundo por amor
El próximo 21 de Diciembre, solsticio de invierno, ha sido una fecha cacareada hasta la extenuación como el fin del mundo o el comienzo de una nueva era, según quien hablase del tema. En realidad, desde tiempos inmemoriales la magia de la navidad surge de la belleza del solsticio de invierno. Representa la yuxtaposición de la oscuridad y la Luz -mientras más dramática, mejor. ¿Por que esa Complitud que es nuestro Amor pasa por tantos problemas al crear esos pares de opuestos en los que se entreteje su juego?
Que maravilloso es este camino de mareas que están por siempre cambiando, arriba y abajo, de diversos niveles de oscuridad y luz. En el momento álgido de la oscuridad, nos sentamos a contemplar el cambio, del día más oscuro del hemisferio norte. Arropados junto al niño que va a nacer, nos dejamos inundar por el vacio viviente que surge con la fuerza de la vida en la vuelta del radiante y dorado rayo de sol que como una madre amante viene en la profundidad de la noche a sujetarnos entre sus brazos que nos reconfortan y nutren en olas de calidez liquida y dulce.
Estos tiempos fríos y oscuros nos hacen conocer la profundidad de la ausencia de la luz y la calidez del sol, desde ahí podemos apreciar y beber las bendiciones de La Luz, el gozo de su infinita claridad, de su presencia que da vida, amor que impregna esta existencia sin fin en la que estamos entretejidos.
En Navidad, celebramos una versión humana de este milagro anual, eternamente presente en cada momento.
Simultáneamente nacen una estrella y un niño dios, un niño de luz, un rey celestial. Esta es la historia de todos nosotros. Todos somos un niño dios, un rey celestial lleno de luz y amor que ha tomado un nacimiento ordinario y humano. Un niño nacido entre las humildes paredes de un establo entre animales, en la profundidad de la noche. Y así, reyes de luz originalmente, vivimos nuestra vida como animales pegados a la tierra mientras nuestro alma susurra al oído: “Guíanos de la oscuridad a la luz”.
En Navidad, mientras nuestras voces cantan alabanzas al niño dios nacido algo profundamente enterrado en nuestro interior despierta con el sonido de la música y las campanas. Y desde esa inefable profundidad la Luz del corazón del Cristo nacido mira al mundo con la serena y luminosa mirada del amor y la armonía perfecta. Llega entonces la mañana del día de Navidad que duerme y sueña en todo ser humano, un regalo que puede ser abierto en cualquier momento de nuestra vida. El regalo del amor. Y como termina el Guru Gita: “Y por todo esto, doy gracias”
Podemos conquistar al mundo por el amor, y para que no tengamos dudas, celebramos esta navidad el nacimiento del niño Dios, el Cristo que reside en nuestro interior. Lee los pensamientos que para hoy trae Respuestas al corazón en la página 268