Criticar es comparase con los otros, cuando en realidad todos y cada uno somos incomparables en esencia, porque nuestra esencia es la Unidad, el Uno sin que haya un segundo. La solución para dejar de compararnos es aumentar nuestra visión interior, y, al profundizar más en nosotros, mantenemos un nivel menos superficial y más profundo en nuestras relaciones con el mundo exterior.
Esta profundización tiene el siguiente resultado, dicho por sus muy distintos protagonistas: “Al profundizar más, nos relacionamos más profundamente con el exterior, y dejamos de compararnos. Y, entonces, en ese nivel profundo, todo es luz, todo es belleza, todo es Dios, todo es Uno. Y tú te haces incomparable, que es lo que en realidad eres”. Estas son palabras de Gururaj en el satsang del capítulo 22 del libro de Jeff Carr.

Estas otras palabras son del Fraile Franciscano Richard Rohr: “Como escribió una vez G. K. Chesterton: Tu religión no es la Iglesia a la que perteneces, sino el Cosmos en el que vives”. Una vez que sabemos que todo el mundo físico que nos rodea, que toda la creación, es el lugar “escogido” por Dios para “esconderse” primero, y para “revelarse” después, entonces, este mundo se convierte en un hogar, en algo seguro, confortable, lleno de belleza, que ofrece continuamente la Gracia a cualquiera que mire profundamente. A ese tipo de visión profunda y tranquila, Richard Rohr la llama: “contemplación”. La función esencial de la espiritualidad es conectarnos radicalmente con todo. Nos sirve para ayudarnos a ver el mundo y a nosotros mismos como una totalidad, y no únicamente como partes separadas.
Finalmente, estas son las palabras sobre la consciencia de la Unidad de Todo, del poeta mejicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990, describiendo un amanecer en Nápoles, en 1948: “…Coronado de sí, el día extiende sus plumas. ¡Alto grito amarillo, caliente surtidor, en el centro de un cielo, imparcial y benéfico!. Las apariencias son hermosas en esta su verdad momentánea. El mar trepa la costa, y se afianza entre las peñas, como araña deslumbrante; Un puñado de cabras es un rebaño de piedras; El sol pone su huevo de oro, Y se derrama sobre el mar. Todo es Dios…”.
Criticar es compararse con los otros. La solución es profundizar en nuestra visión interior mediante la práctica de la meditación.
Namasté, Fernando