8 de diciembre:
Con amigos, pareja, familia, nos ejercitamos en la expresión del amor.
El apego puede existir en la forma de un sentimiento sincero. En esta compañía caminamos hacia la unidad. ¿Cómo podemos ser uno en cuerpos separados? Esto ocurre sólo cuando el corazón se funde por completo. Es solamente a través de las prácticas espirituales como el corazón se abre en su totalidad. Cuando dos corazones totalmente abiertos se funden uno en el otro, la fusión toma un hermoso brillo, igual que ocurre en una función de teatro con dos focos a los lados del escenario. Estos focos no dan tanto brillo cuando lucen solos como cuando unen sus luces. Esto es unidad. Desgraciadamente, a la humanidad, tal y como está, le queda mucho para encontrar esa unidad.
Cuando tu corazón se abra serás incapaz de proyectar negatividad. Proyectarás sólo amor.
Cuando reaccionamos, estamos actuando desde la periferia, pero cuando respondemos, estamos respondiendo desde el centro. Ahí está la diferencia. Al ser la mente periférica actúa desde la periferia, mientras que la respuesta viene del centro; y es ahí donde queremos estar, en el centro. Al ser tú el centro del universo, no hay ninguna limitación para ti.
No te entregas a tu amado, sino que te entregas a ti mismo. Aun así, tu amado siente que te has entregado a él o a ella.
Es la falta de entrega lo que crea incompatibilidad.
Responder a la vida en unidad
Responder en vez de reaccionar, un cambio sutil, un pequeño y simple cambio que nos da una ventaja esencial en el desplegar de nuestra individualidad, en el desplagarnos a lo que somos. Cuando reaccionamos lo hacemos desde la periferia de la mente, desde los procesos de identificación que rigen nuestro pequeño yo; cuando respondemos lo hacemos desde el centro, desde nuestro corazón, desde el “yo real” que no se identifica con los procesos de identificación, sino que es la identificación misma.
Responder es un acto unitario, la respuesta es a una sola cosa. Si nos relacionáramos con lo que es (con nuestras circunstancias), como si fueran una sola cosa, como si fuesen una consciencia expresada en todo, como si fuesen nuestro Dios; entonces aprenderíamos a bailar, a responder a los mínimas señales de nuestra pareja de baile y bailaríamos como en intima unión, como un solo amor.
En este proceso aprendemos a actuar desde el centro de nuestra existencia, a responder en vez de a reaccionar, a comunicarnos con la vida porque la consciencia de esta que tenemos no se acaba donde acaba nuestra piel. Todo es esa consciencia y esa consciencia esta tan viva como tu. Puedes bailar con ella y responder a sus prácticamente imperceptibles señales y bailar el baile de la vida con toda la intensidad que este se merece.
Como siempre, después de tu meditación, lee los pensamientos que trae Respuestas al corazón para el 8 de Diciembre en la página 263
luego continuamos…
