El tic-tac del reloj marca la naturaleza fugaz de la vida. El reloj siempre está corriendo y nos recuerda lo rápido que se evapora nuestra existencia. Sin embargo, en el ajetreo de la vida, a menudo olvidamos esta simple verdad: nos consumimos en los esfuerzos del mundo material, y perdemos de vista la esencia de la vida misma.
Sin embargo, cada tic-tac del reloj es una oportunidad para hacer una pausa, reflexionar y realinearnos con el propósito más profundo de nuestra existencia. Surge la pregunta: ¿estamos viviendo de verdad, o simplemente estamos “matando el tiempo”?.

La espiritualidad nos invita a salir de este ritmo mecánico y a mirar hacia adentro. El tic-tac del reloj no es un recordatorio de la muerte, sino una llamada a vivir plena y conscientemente. Cuando se aborda con atención plena, el tiempo se convierte en una herramienta sagrada para el autodescubrimiento. Cada momento es una oportunidad para alinearnos con nuestro propósito superior y conectarnos con lo divino en nuestro interior. En lugar de sentirnos abrumados por la brevedad de la vida, podemos usar esta consciencia para priorizar lo que realmente importa: el amor, la compasión, la autorrealización y el servicio a los demás. De esta manera, la práctica de la meditación cambia tu sentido del tiempo.
Namasté, Fernando