8 de marzo:
La fusión del concepto de discípulo y del concepto de maestro hace surgir la idea del maestro interior, eternamente presente en cada uno de nosotros.
Nosotros no hablamos para demostrar nuestra erudición, conocimiento o sabiduría. Hablamos para transmitir un mensaje, y el mensaje sólo es transmitido en su totalidad si puede penetrar en la mente y el corazón. Incluso si la mente no aprecia todas las consecuencias del mensaje, el corazón siente: «Yo sé; esto es verdad, pues yo lo siento.»
El hombre de la unidad, el hombre de la dicha de la consciencia, el hombre de Dios, está contigo en tu sufrimiento. Sufre contigo, aunque sabe que esto es parte del paquete de leyes kármicas que tú mismo has creado.
De modo que tú recoges lo que siembras. Pero incluso en la recolección hay alegría: eso es lo que enseña.
El místico se preocupa de tu ser espiritual porque a través de la experiencia ha concluido: «Yo puedo sacar fuerza de las profundidades de mi interior para regenerar todas mis actitudes mentales y traer alegría a mi corazón y a mi mente para que mi vida funcione de forma bella y alegre. Ahora bien, si todo lo he hecho por mí mismo, ¿por qué no voy a impartir las bases a otros, de modo que también puedan compartir la alegría y la dicha que yo experimento?»
Es verdad porque lo siento
Los pensamientos que trae Respuestas al corazón para hoy en la página 352 son bellos y reveladores de una profunda verdad. También hablan de lo que hacemos nosotros, los profesores de la Sociedad Española de Meditación y la Fundación IFSU.
Léelos después de tu meditación y contempla su significado. Son pensamientos muy dirigidos a aquellas personas que dedican al menos parte de su tiempo a enseñar meditación a otros, y de esta manera devolver lo que han recibido cuando han sido alumnos.
También trae indicaciones para los alumnos, para que puedan discernir entre lo que es un buen profesor y lo que es un charlatán. No hay reglas para esto y con tanta confusión no hay todavía ninguna organización cuyos certificados sean de una calidad fuera de toda duda, por lo tanto solo te queda lo que te diga el corazón. Escúchale, pero para poder hacer eso, tienes que limpiarte antes los oídos.