Karma-yoga significa literalmente ‘unión a través de la acción’,
El karma yoga es un termino en sánscrito que que se refiere a un tipo de doctrina basada en las enseñanzas del Bhagavad guitá. El karma yoga parte de un camino milenario que nos explica cómo podemos actuar para que nuestra acción no sea una lucha, sino para que sea la expresión de nosotros mismos.
El Karma Yoga es una filosofía que subraya la importancia de realizar acciones desinteresadamente y sin apego a los resultados. Es uno de los cuatro caminos del yoga, y es una forma de lograr la unión con lo divino a través de la acción desinteresada.
Según el Karma Yoga, la verdadera naturaleza del ser es la conciencia pura e inmutable. Sin embargo, el yo individual está a menudo nublado por el ego y el deseo, que conducen a acciones realizadas con un sentido de egoísmo y apego a los resultados. El Karma Yoga pretende purificar el yo individual realizando acciones desinteresadamente y sin apego a los resultados. Esto se hace mediante la realización de acciones como una forma de ofrenda a lo divino, en lugar de como un medio para el beneficio personal.
El Karma Yoga es un camino que puede ser practicado por personas de toda condición, independientemente de su religión o creencias espirituales. Puede practicarse en cualquier actividad, desde la más mundana hasta la más profunda, siempre que se realice desinteresadamente y sin apego a los resultados. Esto incluye actividades como limpiar, cocinar y trabajar, así como prácticas más espirituales como la meditación y el yoga.
La práctica del Karma Yoga
Empiezas con acciones sencillas y cortas: como lavarte los dientes, pelar una manzana… Con la práctica puedes elegir acciones más largas.
Integrar la práctica hasta poder aplicarla en cada acción de tu vida en un día. En tus relaciones, en tu trabajo, en tu familia…en cualquier decisión, para resolver un problema…
Así pues, empezamos aceptando las circunstancias y actuamos por amor a la acción en estas circunstancias:
- LA ACEPTACIÓN: Actúa sin luchar contra la realidad, sino con la intención de apoyar a aquello que esté naciendo, con la intención de mejorarla. Buscando el máximo bien para todo el mundo. Piensa lo mejor de todo y de todo el mundo.
- LA RESPONSABILIDAD: Actúa sin reaccionar automáticamente a lo que haya sucedido, sólo cuando puedas hacerlo de una manera serena y eficaz. Renuncia a las tres violencias posibles: la física (contra personas o pertenencias), la verbal (mentira, chantaje, insulto, difamación…) y la violencia mental (pensar mal de alguien; recuerda que todo el mundo hace lo mejor que puede con lo que sabe.
- EL AGRADECIMIENTO: Actúa sabiendo que aquello que vives en tu interior, depende de ti. No culpes a nadie de lo que tú vivas interiormente, especialmente cuando las cosas no salen como tú querías.
- LA VALORACIÓN: Actúa sabiendo que todas las dificultades incluyen un aprendizaje y disfruta del hecho de actuar por la oportunidad que tienes de expresar tus valores y descubrirte. Comprende que tu conducta es hija de tu libertad y no nace de ninguna obligación.
- LA ADAPTACIÓN: Actúa adaptándote a lo que sí puedes hacer y hazlo. No sueñes con el que “tendrías que poder hacer” o en “cómo tendrían que ser las cosas”. Limítate a actuar y a hacer lo que sí puedes hacer y renuncia a querer hacer aquello que te es imposible.
- EL RESPETO: Actúa respetando las creencias, las costumbres y las ideas de todo el mundo y permite que cada persona actúe según su conciencia y obtenga los resultados de su acción. No salves a nadie de las consecuencias de sus actos, pero tampoco utilices esta excusa para agredirlos, castigarlos o similar.
- LA ACCIÓN POR LA ACCIÓN: Actúa renunciando a la necesidad de obtener un resultado final concreto: esto no depende solo de tí. Cuando hayas dado tu máximo, acepta el resultado y aprende de lo que haya sucedido.
Si actúas sin que se cumplan estos criterios, tu acción no estará guiada por el amor sino por el ego y, inevitablemente, producirá conflictos. Si se producen, aprovéchalos para aprender con humildad.
De este modo, seremos como las personas sabias: diferenciaremos lo que podemos hacer de lo que no, utilizaremos nuestras herramientas para actuar dentro de nuestra realidad y, finalmente, dejaremos el resultado en manos de la vida. Pase lo que pase, nuestra paz interior restará inalterada.
El fracaso no implica necesariamente infelicidad. Si dejamos de ser esclavos de los resultados externos, podremos mantener un estado de felicidad permanente.
En conclusión, el Karma Yoga es un camino de autotransformación a través de la acción desinteresada. Enseña que realizando acciones sin apego a los resultados, uno puede purificar el yo individual y lograr la unión con lo divino. Tanto si se realiza en las actividades más mundanas como en las más profundas, el Karma Yoga es un camino que puede ser practicado por personas de todos los ámbitos de la vida, y puede conducir a una profunda sensación de paz interior y libertad.