La Inteligencia Divina, la Mente Universal, el Universo —lo que es aparente a través de nuestros sentidos físicos y también lo que es más sutil, ese nuestro mundo interior—, funciona “en automático”. El botón de arranque se aprieta una única vez, en lo que ahora llamamos el “Big Bang”, y nada más; ya está todo hecho, ahora solo le queda el desplegarse. Mejor que de forma automática, podemos decir que es de forma orgánica, que funciona como un organismo vivo. Como una semilla, o como una flor, o como un óvulo fecundado, que no necesita ir “echando cálculos” para mostrar su belleza.

Pero eso hay que descubrirlo, hay que re-conocerlo, y es de las cosas más difíciles de conseguir y de mantener presente en nuestra mente diaria. Nos cuesta ese reconocer, ese darnos cuenta de que somos, de que existimos, vivos, en el interior de un ser vivo desplegándose. Y que ese ser vivo no es mi barrio, no es mi ciudad, es el Universo entero. La meditación te pone en el camino de llegar a darte cuenta de que no solo vives, sino que existes.
Namasté, Fernando