13 de enero:
Construimos el camino y disfrutamos de él. Es muy disfrutable si lo quieres ver así.
¿Cómo nos limpiamos interiormente?: por medio de la acción, el pensamiento y el sentimiento correcto. Viviendo una vida buena tu mente tiende naturalmente hacia el Yo más elevado.
Cuando nos planteamos la pregunta del esfuerzo, lo más importante no es el esfuerzo físico o mental que se necesita, sino la actitud que uno desarrolla al hacer las cosas.
En el camino espiritual no se puede ser vago, no se puede ser autocomplaciente. La autocomplacencia recibe el nombre de alucinación.
Hay señales en el camino espiritual que nos dirán hasta dónde hemos llegado. Pero, ¿es vuestra mente consciente lo suficientemente receptiva para darse cuenta de esas señales?
Hemos nacido en este mundo para aprender. Este mundo es la escuela en la que todos aprenden a progresar hacia una vida mejor.
El camino no siempre es fácil.
Se hace camino al andar
Estamos terminando ya el mes dedicado a la arquitectura del camino. Podríamos decir que uno de los pilares de esta arquitectura, quizás el más importante, es un cambio de actitud. En realidad, un giro de 180º de nuestra actitud que podríamos resumir como la actitud que te permite lanzarte a la experiencia de la vida sin miedo, sin culpa. Dar un salto a lo desconocido, pues, abandonar el sentido del yo para vivir en el sentido de la vida implica abandonar la búsqueda de preservar la identidad falsa con la que estás identificado.
Para poder abandonar ese sentido de ser “yo” y fluir en la vida lo primero es que te tienes que sentir limpio y digno de existir y significante. El esfuerzo lo tienes que poner no en las cosas que quieres hacer sino en la actitud que tienes en las cosas que de hecho haces, y hacerla en complitud, con atención plena y entregando tu vida momento a momento a la acción que realizas.
La pereza, no hacer nada, como decíamos ayer, activa el circuito por defecto del cerebro y te pone a alucinar “realidades” inventadas en un vano intento de dar supervivencia a los condicionamientos del pequeño yo.
Puede que a veces el camino se haga difícil, pero como cuando escalamos una montaña, son esos momentos difíciles los que ayudan a hacer de este camino una aventura disfrutable. Hacer el vago nunca trajo la felicidad a nadie y el descanso que necesites ya llegará cada vez que lo necesites de verdad.
Estamos aquí para aprender y ese aprendizaje es parte de la evolución que lo que es real en ti impulsa desde que comenzó el presente ciclo del universo, podrás leer en las señales si estás abierto y limpio y atento, porque todo es la misma vida, la que te anima y la que anima el resto de la vida y el resto del universo manifestado, es la misma vida.