Cuando nos encontramos en una situación personal tensa, que nos amarga la vida, que nos genera pelea, que nos parece insoportable, estamos enfrentando situaciones personales difíciles.
Lo primero que nos viene a la cabeza, es, cómo acabar con ella.
Si la queremos atacar a su altura, mirándola frente a frente, malo. Sólo nos va a quedar el recurrir al pataleo, a la agresión, a la mala educación, el quedar mal , el cerrarnos puertas, la ruptura. Cuando, y, es la verdad, no sabemos realmente ese problema qué origen tiene en nosotros, qué funciones tiene que cumplir en nosotros, qué tenemos que aprender de ello nosotros. Porque todo tiene una causa, un motivo en nosotros, en nuestro interior, y, se nos aparece fuera para que aprendamos a limpiarlo. Es un espejo exterior de nuestro interior.
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La solución, la realidad, es, que cada uno de nosotros estamos en otra historia. Y, la podemos utilizar , SI QUEREMOS.Lo que creemos que nos ocurre, es un teatrillo, una obra de teatro, que sucede en un nivel muy, muy superficial de nosotros. Son las olas de 12 metros de altura en el océano, insoportables si viajamos en un barquito por la superficie, pero insignificantes si vivimos a 3.000 metros de profundidad.
Así pues, coge el ascensor, y marca el piso más profundo tuyo. Allí, donde también vives, no te afectarán esas pequeñas olas, esas intranquilidades, tan pasajeras, tan cambiantes. No vivas a su altura, vive en tu interior. Meditas, y te vas “pa” bajo, a tu interior interior.
No busques el remedio fuera de tí, porque no existe, búscalo en tu interior, que te está esperando, con las puertas abiertas, y, la mesa puesta, para que lo disfrutes. Las cosas pasarán en cuanto dejemos de aferrarnos a ellas, y, dejamos de aferrarnos a las cosas más fácilmente, desde nuestro interior.