Sólo vemos las apariencias, y, no la profundidad de las cosas. Sólo vemos colores y formas,
nunca vemos contenidos. Nuestra vida es un mundo de formas, y, colores, de apariencias. No es
una elección personal, estamos hechos así. Y, nos perdemos la sustancia. Para llegar a la sustancia
hay que cavar, hay que profundizar. Como en una mina de oro. Hasta alcanzar la meta.

La práctica de la meditación te ayuda a conseguir esos tesoros. Nosotros somos más grandes que el vasto cielo. Porque somos capaces de divisarlo entero, y, además, estás tú, que lo miras.
Namasté, Fernando