20 de diciembre:
Construimos nuestro ego expandiéndolo.
Este universo no puede existir sin el ego, porque el universo mismo es un ego. Según progresas, el ego se vuelve sólo una idea, una forma de pensamiento en su estado más fino. Entonces uno trasciende esa forma de pensamiento y en el estado impersonal se da cuenta: «¡Oh! Sólo era un pensamiento.» Todo desaparece, porque entonces tú, individuo, te has fundido con lo impersonal y no queda nada del ego; porque, en primer lugar, el ego era sólo un pensamiento, sólo un sueño. Pero en lo relativo tenemos una batalla con el ego y no podemos negarlo. Por lo tanto, tenemos que aceptar que lo que nos puede llevar más lejos en la expansión del ego es su misma aceptación.
Cuando nos olvidamos de nosotros mismos, no nos olvidamos del ego. Sabemos que mientras una persona tenga un cuerpo, siempre quedará un resto del ego. Pero nos damos cuenta de que «aunque tengamos este ego, estamos ocupados refinándolo».
Libérate de tu pequeño ego. ¿A quién estás intentando salvar con tus oraciones? Es sólo tu pequeño ego, el ser de tu cuerpo, que como todos sabemos es muy temporal.
Suéltate del pequeño yo
Soltar al pequeño yo no es renunciar a tu individualidad, sino a tu “sentido de la individualidad”. Con esta idea transitamos desde el mes del amor hacia el mes dedicado a la arquitectura del camino espiritual. Al mes dedicado a ese “maestro de mi destino” que es la individualidad más allá del pequeño yo. El signo de Capricornio que comenzamos mañana con la entrada del solsticio de invierno.
Este mes hemos recorrido el ideal del amor, el ideal de la encarnación del Amor que celebramos en Navidad y en ese punto de inflexión nacemos al Yo real y dejamos el pequeño yo.
El pequeño yo esta construido sobre infinidad de mentiras, no solo mentiras que contamos a los demás, sino y sobre todo mentiras que nos contamos a nosotros mismos. Observa el funcionamiento de tu mente en la búsqueda de su identidad falsa, recreada sobre las impresiones de las experiencias acumuladas en la memoria, tanto consciente como subconsciente.
En las conversaciones internas que mantienes con las personas sobre las que te reflejas para proyectar la identidad del pequeño yo, siempre estás mintiendo. Por eso es mejor aprender a hablar con Dios, con el Gran Ego, con la persona que es la interdependencia de toda la existencia manifestada. Desde ahí ambos yo desaparecen en el Impersonal. A eso se le llama Nirvikalpa Samadhi. Y por eso se dice que nadie llega al Padre sino es a través del hijo.
Estas cosas son sobre todo prácticas, porque desmodelan la mente. Si te acercas a cada situación de tu vida entregándola en servicio a la propia vida, empezarás a conocer de que va eso de estar vivo. Sino, solo somos muertos vivientes.
Respuestas al corazón en la página 275 completa estas ideas con cuatro pensamientos para contemplar después de tu meditación.
