25 de noviembre:
Ese es «El Reino de los Cielos» que reside en tu interior.
Al estimular el corazón, la mente automáticamente se abre. Y la energía fluye a su través. La pregunta es: ¿Cómo uno estimula el corazón? ¿Cómo llega uno al centro de la personalidad? ¿Cómo cogemos el sentimiento individual que reside en nosotros y lo infundimos con esa cualidad universal del Uno que es el corazón? El proceso se realiza a través de prácticas espirituales y técnicas de meditación.
Buceando profundamente en nuestro interior llegamos al rango del corazón, donde está el «Reino de los Cielos» que reside en ti.
El corazón ha sido tan mal interpretado porque el centro de la personalidad humana es el espíritu, y el espíritu es el corazón. ¿Qué ama? El corazón ama. No porque el corazón quiera amar, sino porque la naturaleza del corazón es amar.
La naturaleza expresa amor
¿Por que han perdido los seres humanos ese amor natural que todo expresa? Los perros lo tienen, los gatos, a su manera gatuna, también. En realidad es parte de toda la naturaleza en su diversidad de expresiones. También es la naturaleza del hombre, sin embargo algo ocluye esa luz, esa actualidad no la vemos y así la vida pasa delante nuestro mientras nosotros estamos ocupados con otra cosa.
Las técnicas de meditación, como estuvimos viendo ayer, son una metodología basada en ejercicios sencillos y agradables de practicar que nos devuelve la conexión con nuestra propia naturaleza, que nos devuelven la alegría de vivir consustancial a la vida, y que el hombre, afectado por una melancolía de su propia creación, ha perdido. En realidad no tenemos que cambiar nada de nosotros mismos. Solamente conectar con lo que en nosotros mismos reside.
Nuestra naturaleza expresa amor de la misma manera que el resto de la naturaleza, pues somos naturaleza misma. El problema es que al tomar consciencia de la mismísima naturaleza de la que somos expresión, hemos mal interpretado la realidad de lo que somos y lo hemos confundido con las memorias que tenemos de lo que somos; algo que no tiene existencia real más que en el limitado rango de tu mente individual que solo tu conoces. Mientras, esa misma configuración de memorias esta creando una realidad para si, pero para que esa realidad cobre expresión lo que actúa es lo que llamamos la Ley de la Gracia, o del amor, esa energía inherente en la naturaleza y que se expresa a través de las leyes naturales.
Los seres humanos nos debemos de entrenar en las disciplinas espirituales, desde la escuela de hecho. Lo que pasa es que tenemos que renovar lo que hay. No puede haber tanto mito y apelación a lo sobrenatural, pues lo que somos lo somos de forma natural, y como forma natural que somos expresamos amor de forma natural. No nos lo tenemos que inventar, sin embargo algo nos hace sentir el desamor y la melancolía. Como la muerte, la melancolía tiene un sabor dulce, y es parte de la vida en constante renovación.
Hay que renovar la enseñanza espiritual y enriquecerla en la mutua aceptación y comprensión por parte de las diversas tradiciones. Hace falta un poco de luz en este marasmo de ideas mal interpretadas, de ignorancia se podría decir.
Aquí hay sabiduría para renovar esta enseñanza y desde aquí añadimos nuestro granito de arena en esa dirección.