7 de diciembre:
Vamos a mirar ahora cómo es nuestra amistad. ¡Ah!, los amigos, ¡qué bien tan preciado!
El hombre sabe que no puede existir sin la amistad y, a pesar de ello, abusa de la amistad porque en ella se involucra el yo en vez del no-yo.
Es tan fácil amar a un amigo; cualquiera puede hacerlo. Pero ama a un enemigo: entonces eres un hombre. En palabras de Shakespeare en Julio César: «…los elementos estaban tan mezclados en él que la naturaleza misma podría haberse puesto en pie y gritar al mundo: ¡He aquí un hombre!» Ese fue Jesús.
La verdadera amistad extendida a otro es un camino que nos lleva a la verdadera amistad con Dios. ¿Qué mejor amigo quieres?
Si no puedes ser amigo de Dios, sé amigo del hombre. Porque si eres amigo del hombre en la forma en que he dicho, automáticamente te haces amigo de lo que se conoce como Dios. ¿Ves qué simple es?
La amistad
La amistad es la expresión del amor humano más bella. De hecho, el mejor matrimonio, no es más que una profunda amistad.
Cuando amamos a alguien y nos preguntan, ¿por que amas a “fulanito”? y decimos: “porque es muy simpático y cariñoso y tiene esta cualidad y esta otra etc..” es que no le amamos. Si no sabemos que responder, si te quedas pensando y no encuentras razones, pero al mismo tiempo no puedes evitar dejar de amarle, entonces es que le amas de verdad.
En la amistad aceptas a tu amigo por lo que es, no por lo que piensas que debería de ser. Por eso procuramos no ser destructivamente críticos, dejándonos llevar por nuestras opiniones y perdiendo de vista a nuestro amigo tras el denso velo de nuestras razones. Como decía Ralph Waldo Emerson, una amigo es una persona con la que puedes pensar en voz alta.
Sin embargo tendemos a abusar tanto de nuestros amigos, especialmente de nuestros esposos y esposas, de nuestra pareja, que deja de ser un amigo o amiga para ser una posesión, algo que debe de ser como yo pienso que debe de ser, no como es y entonces nuestros corazones se hacen destructivamente críticos y terminan empezando a expresar odio en vez de amor. El odio no es otra cosa que ese mismo amor que pasa por las opiniones y patrones de la mente, condicionamientos construidos con infinidad de pequeñas mentiras, y su energía se ve distorsionada en un sonido poco armónico que percibimos como esa energía que sentimos al odiar, que no es otra cosa que el amor que sentimos después de pasar por el filtro de nuestros condicionamientos mentales.
Lee los pensamientos que para hoy trae Respuestas al corazón en la página 263 y aprovecha que es puente para quedar con un amigo que quieras por que sí, sin ninguna razón en absoluto y comparte con el tu tiempo mientras pensáis en voz alta.
