ME PREGUNTO SI YO HAGO LAS COSAS
Nosotros somos como una “bombilla encendida”. Nuestra “bombilla” posee forma, un casquillo, vidrio,
filamentos que se funden ocasionalmente. La Divinidad proporciona la energía necesaria para que esta bombilla emita luz. Nuestra bombilla permanece continuamente conectada a la electricidad Divina.
Y nos surge la pregunta de quién hace las cosas. Habitualmente yo pienso que Yo hago las cosas.
Pero ¿es la “bombilla” (el ego) quien hace las cosas?, ¿las hace realmente el ego, o las hace la energía que le da vida?
EL SOL HACE LOS FRUTOS
Como ejemplo, tenemos al sol, que no “trabaja” directamente en el árbol para que dé frutos, a diferencia del agricultor. No obstante, el sol le proporciona al árbol la energía necesaria para que crezca por sí mismo. Así, sin esa energía, aunque el agricultor se esfuerce mucho, el árbol no producirá frutos. En este contexto, el sol es el verdadero Hacedor de los frutos; el agricultor no lo es.
SOMOS IMPRESCINDIBLES PERO NO EL CENTRO DEL UNIVERSO
De manera similar, en nuestro caso, Dios es el Hacedor. En efecto, el ser humano no es el Hacedor sino un simple instrumento. Ciertamente, el ser humano es imprescindible para el proceso evolutivo del universo; es necesario pero no es suficiente.

EL MUSCULO DEL BRAZO NO HACE LA MÚSICA
El martillo no hace el mueble, la sartén no hace la comida, el violín no hace la música. Jamás diríamos que el músculo de nuestro brazo es el que toca el violín en la orquesta. En realidad, el músculo no es el Hacedor de la música. De igual modo, tampoco lo es el violinista.
El violinista puede tocar bien o mal. Para ello, debe dedicar mucho tiempo a aprender a manejar su violín.
Además, tiene que ganarse la vida, pagar sus facturas, casarse y formar una familia, entre otros aspectos.
Por lo tanto, si toca mal, su futuro no será prometedor; sin embargo, si lo hace bien, tendrá un buen porvenir. De esta forma, está sujeto a la ley del karma.
Si bien todos los frutos, buenos y malos, pertenecen al Señor, el instrumento de la evolución (en este caso el violinista) deberá de esforzarse por hacer las cosas bien. Sabiendo que esas cosas, los resultados, no son suyas.
EL VIOLINISTA, EL VIOLÍN Y LA MÚSICA
Porque el violinista, el violín y la música no son más que manifestaciones aparentes de la misma, única energía. La energía Divina. Y a nosotros nos queda poner al descubierto la ilusión de que yo hago las
cosas. De que con el ego, con la mente consciente yo hago las cosas.
A DIOS LO QUE ES DE DIOS
Si yo no hago las cosas, es la energía Divina quien hace las cosas, como hace mis latidos. Entonces ¿serán suyas, no?. Sí, y yo se las devuelvo: “¡Eh que te has dejado esto aquí!”. No hago nada mío, ya sea bueno o malo. Le pregunto: “¿tú sabrás para qué?”.
Aceptación, entrega, rendición del sentido de propiedad, del mío, mi, me, conmigo.
Sobre todo esto habla Gururaj en uno de sus últimos
Satsangs a partir del minuto 5 hasta el minuto 22
https://youtu.be/256HzRDK1NU?si=uB-Idlao885k7gKQ&t=314
Namasté, Fernando


