¡Madre mía, qué brutos!. No hemos aprendido nada, ¿qué pretende quién?. Un imperio por aquí, otro imperio por allá. A día de hoy, la profesión con más futuro es ser especialista en pintar nuevas fronteras entre imperios en los mapas. Todos como lobos marcando el territorio. ¡Y yo preocupado por ganar a la oscuridad, un poco de terreno!
En un mundo de brutos es una banalidad
En un mundo de brutos, eso es una delicadeza, un “delicatessen”, una banalidad. Es un arte de corte
sofisticada y ociosa, que tiene que inventar la danza clásica para entretener a la nobleza que se aburre. La falda “tutú”, las zapatillas “demi pointe” y el “pas de deux”, que usualmente consiste en una entrée (entrada de la pareja), un adagio, dos variaciones (una para cada bailarín; por lo general, es un allegro) y una coda.
Yo también pertenezco a estos bárbaros
Claro que, bien se sabe, que la guerra tiene varias ventajas evolutivas: descarga al planeta de gente,
genera nuevos negocios y abre nuevas oportunidades para hacerse millonarios. Nos espabila, nos pone firmes a los humanos, y con las épocas de posguerra nos llenamos de optimismo, tenemos más hijos, somos más generosos y más comprensivos. Pero, al fin y al cabo, yo también pertenezco a estos bárbaros, y rezo por todos nosotros, para que nos llegue un baño de energía limpia y seamos capaces de reconocerla.

Hay paz en las regiones celestes,
Hay paz en la atmósfera,
paz en los reinos de la Tierra.
Hay frescor en el agua,
y las hierbas medicinales curan,
las plantas dan paz.
Hay armonía en los objetos celestiales,
hay perfección en la eterna sabiduría.
Todo en el universo es pacífico,
la paz permea todos los lugares,
que la paz sea conmigo.
La meditación nos hace ver la vida desde un punto de vista más profundo, más integral y más holístico.
Namasté, Fernando