No reacciones destruyendo tu paz interior. Es crucial mantener la atención en nuestro estado interior, para conseguir no reaccionar negativamente y destruir nuestra paz interior. Si no lo tenemos en cuenta, nuestra visión de la vida se empequeñece y dejamos de disfrutar de nuestra paz interior. El gran autoengaño es creer que lo que ocurre fuera es más importante que lo que ocurre dentro de nosotros. Porque desde niños, se nos educa para enfocarnos en el mundo exterior, prestando atención a lo que dicen y hacen los demás.
AL IGNORAR NUESTRO MUNDO INTERIOR ENFRENTAMOS LA VIDA A LA DERIVA
Al ignorar nuestro mundo interior, nos convertimos en analfabetos emocionales. Enfrentamos la vida a la deriva, creyendo falsamente que lo externo domina nuestro interior. Cuando lo esencial es cómo interpretamos internamente cada situación externa. Sin prestar atención a nuestro interior, actuamos impulsivamente, culpando y sufriendo, sin reconocer que el verdadero conflicto reside en nuestras rigideces o sesgos cognitivos. Estos sesgos son atajos automáticos que usa nuestro cerebro para reaccionar automáticamente a situaciones externas.
Es común atribuir los problemas a factores externos, culpando al tráfico, al jefe o a los vecinos. Esto nos mantiene en conflicto con el entorno, sin darnos cuenta de que la verdadera batalla ocurre en nuestra mente. Incluso aquellos que han avanzado en el camino espiritual pueden caer en esta trampa, creyendo haber despertado, pero reaccionando descontroladamente ante cualquier situación molesta, olvidando proteger su paz interior.
CADA VEZ QUE NOS VEMOS AFECTADOS POR ALGO NOS HEMOS DESCONECTADO DE LO ESENCIAL

Cada vez que nos sentimos afectados por algo, es una señal de que nos hemos desconectado de lo esencial. El malestar que surge, ya sea rabia, tristeza, frustración o miedo, siempre indica que hemos olvidado lo importante y nos dejamos llevar por lo secundario. Por ejemplo, si nos sentimos afectados por cómo conduce el coche de delante, o, porque alguien llega tarde a una cita o porque un dependiente nos atiende mal, nos perdemos en el espejismo de que la circunstancia exterior es lo importante. La consecuencia es que esto nos saca del presente y nos hace perder nuestra paz interior.
Debemos de hacer el ejercicio diario de recordar que, ante cualquier circunstancia, siempre podemos y debemos elegir aquello que nos conduzca a la paz interior. Se trata de contar hasta diez y elegir lo mejor antes de reaccionar. La práctica regular de la meditación nos lleva a prestar más atención a nuestra visión interior.
Namasté, Fernando