Yo medito, reflexiono, leo cosas profundas, y el mundo exterior me bombardea con todo tipo de figuraciones, esquemas, símbolos y retos. Me presenta una realidad muy diferente a la mía. Mi actitud es protegerme, refugiarme, esconderme, sepultarme en mi “búnker” filosófico. Pero la solución no es separarme de la realidad, sino todo lo contrario: es hacerme uno con toda la realidad. No con la mente, que es algo imposible, sino con el Corazón.
LA SOLUCION A LA DUALIDAD
La solución a la dualidad, yo y los demás, es que hay que ver a los demás como divinos. Se debe ver a todo como divino. No hay separación entre ellos y yo. Todo es el jardín divino. Todos son divinos, yo soy divino, todo en la tierra es divino. Todo es un continuo sin separación. El fontanero es divino, el compañero es divino, el amigo es divino, mi madre es divina, mi pareja es divina, mi vecino es divino, la peluquera es divina. Todos son y somos divinos. Es el jardín divino, el jardín de la Divinidad. Y entre los seres divinos nos tratamos con amor.
LA INTERRELACIÓN ES OMNIPRESENTE EN LA VIDA
Nada ni nadie es un individuo aislado. La simbiosis (la interrelación entre organismos vivos) es un rasgo omnipresente en la vida.
Merlin Sheldrake, Doctor en Ecología Tropical por la Universidad de Cambridge, explica muy bien esta unidad en la diversidad en su libro “La red oculta de la vida”, publicado en 2020. En él dice que: “para el ser humano, identificar dónde acaba un individuo y dónde empieza otro no suele ser algo en lo que normalmente pensemos. Se suele dar por sentado –al menos en las sociedades industriales modernas– que empezamos donde empieza nuestro cuerpo y terminamos donde este termina. Sin embargo, los avances en la medicina moderna, como los trasplantes de órganos, desdibujan estas distinciones. Mientras tanto, las novedades en la microbiología las sacuden desde los cimientos.”
SOMOS ECOSISTEMAS COMPUESTOS POR UNA ECOLOGÍA DE MICROBIOS
Para Merlin: “Somos ecosistemas, compuestos de –y descompuestos por– una ecología de microbios, cuyo significado tan solo empieza a conocerse. Tus intestinos (que si los desplegáramos ocuparían una superficie de 32 m²), orejas, dedos de los pies, boca, ojos, piel, y cada superficie, conducto y cavidad que tienes están infestados de bacterias y hongos. Llevas más microbios encima que células “propias”. Hay más bacterias en tus intestinos que estrellas en el firmamento.
Los más de 40 billones de microbios que viven en nuestros cuerpos y a su alrededor nos permiten digerir alimentos y producir minerales clave que nos nutren. Como pasa con los hongos que viven en las plantas, nos protegen de las enfermedades. Guían el desarrollo de nuestros cuerpos y sistemas inmunológicos e influyen en nuestro comportamiento. Si no se mantienen bajo control, pueden enfermarnos e incluso matarnos.
Los seres humanos no somos ninguna excepción. Incluso las bacterias tienen virus en su interior (¿un nanobioma?) y hasta los virus albergan virus más pequeños (¿un picobioma?). Así, la simbiosis es un rasgo omnipresente de la vida.”
HABLAR DE INDIVIDUOS SEPARADOS YA NO TIENE SENTIDO
Merlin continúa en su libro: “Asistí a una convención en Panamá sobre microbios tropicales y me pasé tres días, junto a muchos otros investigadores, con total desconcierto por las conclusiones a las que llegábamos”. Alguien habló de un grupo de plantas cuyas hojas producían un cierto tipo de sustancias químicas. Hasta entonces, se creía que era una característica que definía a ese grupo de plantas. Sin embargo, se supo que las sustancias químicas en realidad las hacían los hongos que vivían en las hojas de la planta. Tuvimos que redibujar nuestra idea de la planta, como individuo separado. Otro investigador interrumpió, sugiriendo que quizá no eran los hongos que habitaban en el interior de la hoja los que producían dichas sustancias químicas, sino las bacterias que vivían dentro de los hongos. El debate siguió por estos derroteros.
Después de dos días, la noción de individuo se amplió y se expandió más allá del entendimiento. Hablar de individuos separados ya no tiene sentido.
La biología –la ciencia que estudia los seres vivos– se había convertido en ecología –el estudio de las relaciones entre los seres vivos.”
Con estas afirmaciones de un científico de primer nivel mundial vemos, que el mismo estudio de los hongos, de las plantas, de la simbiosis, nos muestra la interrelación entre todo. Nos muestra que todo es un continuo sin separación. Nos muestra que es a nivel profundo donde podemos encontrar la solución a la dualidad.
Namasté, Fernando
