MI VIDA ES ALGO QUE LA SUMA TOTAL ES CERO
Mi vida puede considerarse algo que la suma total es cero en cada instante, cuando tenemos en cuenta el proceso completo de la evolución. Como decía el filósofo francés Michel Foucault ya en 1966, “El ser humano es un pliegue en el saber”. Venimos del silencio y vamos al silencio. Es un viaje, pues, en el que salimos de un punto y volvemos al mismo punto. Y la diferencia reside en las experiencias que hemos tenido a lo largo del trayecto.
PERO SU IMPERMANENCIA ES REAL
No obstante, esas experiencias, en realidad, no existen en un sentido permanente. Es decir, no permanecen, sino que simplemente llegan y se van. Lo que es seguro que sí es real, es, por lo tanto, su impermanencia. Por ejemplo, ayer podíamos pensar una cosa sobre un tema, y hoy, sin embargo, tener una opinión completamente distinta sobre la misma cuestión.
AHORA AQUÍ MAÑANA DÓNDE
Consideremos, por ejemplo, un pesado candelabro. Lo dejamos sobre una mesa y, dos años más tarde sigue estando allí, exactamente donde lo pusimos. De forma similar, si colocamos un frigorífico en la cocina, diez años después, ahí permanece.
Tomemos ahora, en cambio, el ejemplo de una nube. Imaginar una nube blanca, pequeña, que avanza empujada por el viento en un día soleado, con un cielo azul de fondo. Simplemente, no podemos cogerla ni atraparla. Tampoco podemos impedir que se mueva y que, finalmente, desaparezca. Pues bien, eso mismo sucede con las experiencias. Son, por así decirlo, “aves de paso”. Tal como la nube, las experiencias están “ahora aquí, mañana dónde”.

ES UN VIAJE ENTRE FOGONAZOS
De esta manera, el ser humano efectúa su viaje a través de “fogonazos”. Que son acontecimientos que nos narra algún cuentacuentos. Así, se abre el telón y vemos a un hombre subido a un árbol comiendo dulces. Y ¿Cuál es el título de esa película?: “El goloso en ramas”( por “El coloso en llamas”). O bien, se abre el telón y aparece un hombre con una pistola y un cincel. En este caso, ¿Cómo podríamos titular esa película?: ¡”El arte del asesinato”!.
LA SUMA TOTAL ES CERO EN CADA INSTANTE
Justamente debido a esa impermanencia de las experiencias, que no cuentan para la suma, en realidad, la suma total es cero en cada instante. Sin embargo, a menudo no somos conscientes de esta realidad profunda. Esto se debe a que, por las prisas y el ritmo de vida que llevamos, no dirigimos nuestra atención a lo que sucede en nuestro interior, en lo profundo. Consecuentemente, nos limitamos a quedarnos en la superficie, vemos únicamente las apariencias.
Pasamos gran parte del día “repasando las cuentas”, tratando de verificar si el resultado de la suma total es cero. En lugar de eso, deberíamos simplemente dejarnos llevar. E imaginar estar sentados en la primera fila de una función, en la que la vida despliega allí toda su belleza.
ACTÚO PORQUE SÍ, ¿POR QUÉ NO?
Así pues, entre tanta “película” que continuamente viene y va, yo opto por permanecer quieto. Me dedico a observar las nubes que pasan y, del mismo modo, observo esas “películas”. Dado que dispongo de tiempo de sobra, decido actuar e intervenir. No obstante, lo hago sin ansiedad, sin ningún interés personal y, por supuesto, sin esperar resultados concretos. Simplemente actúo porque sí, ¿por qué no?.
EL MERO HECHO DEL DISFRUTE
El observador profundo, de hecho, actúa de una forma muy similar a como lo hacíamos cuando teníamos doce años. Y estábamos en el parque con nuestros amigos. Entonces llegaba otro grupo de chavales no conocidos, con un balón de fútbol. Uno de ellos nos preguntaba: “¿Hay partido?”. Y nosotros, sencillamente, respondíamos: “Hay partido”. En ese momento, se jugaba solo por jugar. La motivación era, simplemente, el mero hecho del disfrute del instante presente.
Namasté, Fernando